lunes, 12 de diciembre de 2016

Crítica: Hacksaw Ridge (Hasta el último hombre) (2016)



Os invitamos a leer lo que nos ha parecido la última película bélica, que ahora mismo se encuentra en cartelera y que en Cine En Los Genes hemos tenido la ocasión de ver. Nos referimos a ‘Hacksaw Ridge’, protagonizada por Andrew Garfield y dirigida por Mel Gibson.




La sinopsis es la siguiente:


Narra la historia de Desmond Doss, un joven médico militar que participó en la Batalla de Okinawa, en la II Guerra Mundial, y se convirtió en el primer objetor de conciencia en la historia estadounidense en recibir la Medalla de Honor del Congreso.” (Fuente: Filmaffinity)


Hace unos meses, Mel Gibson retornaba en su faceta de actor, en un tono más serio del que venía ofreciendo con sus últimas participaciones en películas, con ‘Blood Father’. No obstante, nos tenía preparada otra vuelta, y el polémico realizador lo hace volviendo al campo de batalla, enfrascado en el uniforme que mejor le sienta, que es el de director, cargo que ocupa por quinta vez en su vida, y que tenía abandonado desde hace una década.  Esta vez se encarga de llevar a la gran pantalla la verdadera historia de Desmond Doss, un hombre que rechazaba con todas sus fuerzas tocar un arma, pero que, aún así, ansiaba participar en la guerra, quería ayudar a las personas que allí se encontraban, y qué mejor manera que curando a los que cayesen heridos. No va a ser un camino de rosas para él en su determinación a cumplir sus deseos tal y como él quiere, ya que en el camino hacia la guerra hay que andar sobre alambre de espino, y queda totalmente demostrado. Él se mantiene impertérrito y fiel a sus principios en su entrenamiento militar, tanto es así que, a veces, el espectador se pueda sentir frustrado por su negativa, y nulo avance en la trama, aunque, viendo lo que ocurre después, me parece correcto que se haga mucho hincapié en ese hecho.



Presentada en el Festival de Venecia en el pasado mes de septiembre, de donde salió ovacionada, y cosechando muchas alabanzas por parte de la crítica, la forma de estructurar lo que nos está contando la hemos visto en muchas películas. Al principio del film nos cuenta la infancia del chico, con un padre que participó en la anterior “Gran Guerra” que le destrozó la vida tal y como la conocía, para después ver cómo va desarrollándose su entrenamiento, y, finalmente, su actuación bajo fuego enemigo. Hasta aquí todo parece visto y encontrado anteriormente, pero no olvidemos que el australiano se encuentra tras la cámara, y que ha logrado una de las mejores escenas de lucha/guerra en ‘Braveheart’ (1995), película que cosechó 5 Oscars, incluyendo el de Mejor Película y Director. El realismo con el que graba las escenas de acción es literalmente muy visceral, muy cruel, tanto como lo es la guerra. Gibson es muy recordado por (para algunos) traspasar la línea en ‘La pasión de Cristo’ (2004), filmando escenas polémicas y de sufrimiento. A lo que voy es que se pueden ver visos de ambas películas del director en su último trabajo. El protagonista es muy religioso, le habla a Dios en todo momento, y lleva como única arma una biblia a la guerra. A veces creo que quiere compararle con una especie de “Jesucristo” en medio de ese caótico campo de batalla, y es la constatación de este hecho el que más me saca de la película, a la vez que la historia romántica, donde podríamos vomitar arcoíris en alguna ocasión.

Se ha rodeado de guionistas con experiencia en lo que a historias de guerra se refiere, como son Robert Shenkkan (‘The Pacific’), Randall Wallace (‘Pearl Harbor’) y Andrew Knight (‘El maestro del agua’). Cuando veáis la película, veréis cómo parece claro en qué parte de la historia le ha tocado a cada guionista poner más de sí mismo. De los actores, quiero señalar que Andrew Garfield no es santo de mi devoción, y en los primeros compases de la película, su sonrisa de oreja a oreja era un ataque sin miramientos a mis nervios. Suerte que después va encaminando su actuación en cuanto la trama de su personaje se vuelve más seria, donde regala verdaderos momentos de buena interpretación, y es eso lo que le salva de un sonado suspenso. Cuando ves que el encargado de entrenar a los soldados entre los cuales se encuentra el protagonista está encarnado por Vince Vaughn no fui la única en llevarse las manos a la cabeza, para seguidamente sorprendernos gratamente, pues creo que es el personaje mejor llevado, ya que le da un toque cómico que resulta a veces muy útil en el desarrollo. El reparto lo completa Teresa Palmer, que da vida a la novia de Doss, HugoSr. SmithWeaving, que nos presenta a un padre consumido por la vida pasada en la guerra. Por otro lado, Rachel Griffiths hace de la tierna madre del muchacho, actriz que me pilló por sorpresa ver, y a la cual tengo un cariño especial desde ‘La boda de Muriel’ (1994). Y por último destacar a un correcto Sam Worthington como el Capitán Glover, una piedra más en el camino del soldado Doss.



Para despedirme, señalar que no es una película que reinvente el género bélico y épico, pero es muy interesante ver cómo el protagonista hace un "David vs Goliat", historia a la cual hay muchas referencias, empezando porque la página que está marcada en el libro sagrado que Doss lleva consigo es la que cuenta esta historia bíblica. No os la perdáis si os gusta este tipo de producciones cinematográficas porque no será de las mejores de la historia, pero mucho menos de las peores. Si algo queda claro es que Mel está en plena forma, a pesar de haber estado desaparecido todos estos años.

La claqueta cinegética le da:    7 / 10

Os dejo con el tráiler de la película, como siempre, y deseando que estos momentos bajo las luces navideñas también estén plagados de momentos mágicos de cine.


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